Cómo animar a alguien a ir al psicólogo: recomendaciones que sí son efectivas
Reconozcámoslo, el estigma de buscar ayuda de un psicólogo sigue existiendo.
Aunque muchas personas se sienten más cómodas abriéndose a amigos o familiares sobre sus problemas, hay veces que la ayuda de un profesional es indispensable.
¿Cómo animar a alguien a ir al psicólogo? A continuación hablamos de algunas estrategias efectivas para estimular a nuestros allegados a buscar la ayuda psicológica que necesitan.
Escúchalos
Escucha sus preocupaciones. Si un ser querido es reacio a acudir a un psicólogo, puede ser porque no entiende lo que los psicólogos pueden aportar. Anímele a expresar sus preocupaciones sobre la terapia y a abordar cualquier información falsa o creencia negativa sobre el tratamiento de la salud mental.
Pregúnteles cómo se sienten. «¿Cómo te sientes?» es una pregunta vaga que a menudo no recibe más que un encogimiento de hombros y la respuesta «Bien».
En su lugar, pregúntele cosas como «¿Cómo ha dormido últimamente?» o «¿Se está preocupando más de lo habitual?». Puede que haya que indagar un poco para obtener una respuesta sincera de alguien que parece reacio a admitir que tiene problemas emocionales o mentales.
Pregúntales cómo puedes ayudar. A menudo, los amigos y familiares de alguien que lucha contra la depresión se sienten impotentes cuando no parece que puedan hacer nada. Pero si le preguntas a la persona que necesita ayuda cómo puedes facilitarle las cosas, a menudo tendrá una lista de sugerencias lista para ti.
Ayúdales a conocer la terapia.
La terapia puede ayudar a las personas que tienen dificultades pero no están seguras de querer o necesitar la terapia.
También es frecuente que las personas no sepan qué esperar de la terapia. Puede que les preocupe que les «analicen», les juzguen o les den consejos, o que les «arreglen» de alguna manera. Sin embargo, esto no suele ser así.
En realidad, los terapeutas no analizan ni juzgan a las personas. En cambio, buscan formas de ayudar a la persona a descubrir cuáles son sus áreas problemáticas y cuál es la mejor forma de afrontarlas. A menudo, la persona que recibe la terapia desarrollará un plan de acción con su terapeuta para alcanzar sus objetivos personales y mejorar su bienestar general.
Asegúrese de que la persona a la que cuida sepa que:
- La terapia es un proceso de trabajo de los problemas a lo largo del tiempo, en lugar de algo único.
- Ir a terapia no significa que alguien haya fracasado.
- Todo lo que se discute con un terapeuta es confidencial, a menos que haya una preocupación por el peligro para uno mismo o para los demás.
Ayúdales a encontrar un terapeuta
Dependiendo de los problemas de su ser querido, de la cobertura de su seguro y de sus preferencias, es posible que quiera ver a un psicólogo, psiquiatra u otro tipo de profesional de la salud mental.
Si no está seguro de qué tipo de terapeuta es el adecuado para él, utilice algún servicio online para ayudarle a buscar terapeutas en su zona.
Investiga qué tipo de cobertura de seguro tienen y cómo se aplica a la terapia. Si tu ser querido tiene un seguro médico privado, llama al número que figura en el reverso de su tarjeta y pregunta por las prestaciones para una cita de salud mental con un proveedor dentro de la red o con un proveedor fuera de la red (si vives en una zona con opciones limitadas).
Si tu amigo no está asegurado, busca en agencias locales sin ánimo de lucro que ofrezcan escalas de precios basadas en los ingresos y/o programas de asistencia financiera que puedan ayudar a pagar los servicios de tratamiento.
Anímale a pedir una cita
Pide tú mismo una cita con un psicólogo e invita a tu amigo a que te acompañe. Este enfoque es mejor si ya has visitado a un psicólogo y conoces al profesional que te gustaría recomendar.
Concierta una cita para tu amiga con un psicólogo, envíale un correo electrónico con los detalles y pídele que se presente en la dirección y hora indicadas en su correo electrónico o mensaje de texto.
Dile a tu amiga que tú misma vas a ir al psicólogo por algún problema concreto (cuestiones de salud, dificultades en el trabajo o en la vida personal) y pregúntale si quiere acompañarte.
Dale a tu amiga información sobre un buen terapeuta que pueda ayudarla con sus problemas, cuéntale la cualificación del profesional y su estilo terapéutico, pero no le insistas en nada: sólo hazle saber que existe esa persona que puede ayudarla a resolver algunos de sus problemas si ella misma lo decide.
Pregúntale a tu amigo qué le impide visitar a un psicólogo; escucha atentamente su respuesta; ofrécele consejos o posibles salidas a esta situación; no insistas en nada: sólo exprésale comprensión y apoyo si decide visitar a un especialista
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Haz un seguimiento
Seguimiento. Asegúrate de que acuden a sus citas y pregúntales si les va bien. Si parece que siguen necesitando ayuda, puedes ofrecerte a acompañarles a la cita.
Mantén los ojos abiertos para detectar signos de depresión o pensamientos suicidas. Si observas algo que te preocupa, informa a la familia y a los amigos de la persona para que todos estén alerta y sepan a qué atenerse en caso de que se produzca una situación que deba ser tratada inmediatamente.
No se dé por vencido
No se dé por vencido. Es posible que tenga que repetir esta sugerencia muchas veces durante un largo periodo de tiempo antes de que él/ella realmente haga una cita. Pero siga animándole y verá que en algún momento acabará aceptando la idea.
Algunas personas irán al psicólogo después de ser animadas por alguien cercano una o dos veces. Otras pueden tardar más intentos y más tiempo. Algunas personas prefieren ser animadas por sus padres, y otras por sus amigos o cónyuges. Prueba todas las combinaciones posibles hasta que encuentres lo que mejor funciona para tu amigo o ser querido, pero sigue intentándolo hasta que lo consiga.
Consejos para otras formas de ayudar
No tienes que ser perfecto. Recuérdate a ti mismo que, aunque tengas buenas intenciones, es importante que no te hagas cargo por completo de su viaje de salud mental.
Es importante que estés ahí para ellos, pero tienen que sentir que están haciendo el trabajo ellos mismos.
Si te preocupa lo que puedes hacer como amigo o ser querido, aquí tienes otras formas de ayudar:
- Escúchales
- Asegúrate de que tus mensajes son claros y coherentes para que sus amigos y familiares estén en sintonía con su bienestar.
- Sea respetuoso con los límites que establezcan respecto a la información que quieran compartir sobre su tratamiento.
Puede ser difícil ayudar a alguien a ir a terapia, pero puede marcar la diferencia en su vida y en la tuya si va
No se puede conseguir que alguien vaya a terapia por la fuerza. No sólo se resistirá, y probablemente de forma violenta, sino que forzarle sería una mala idea de todos modos.
Tratar de forzar a alguien en una posición incómoda es buscar el conflicto; no es el tipo de mensaje que quieres enviar cuando estás tratando de animarles a buscar ayuda.
Pero adelante, inténtalo. Siempre puedes volver a intentarlo más adelante, y si las primeras veces no funcionan, sigue intentándolo hasta que finalmente cedan. No te rindas.